martes, 30 de agosto de 2011



En el Puerto de la ciudad de Santa Fe




miércoles, 3 de agosto de 2011

Memorial de ausencia

A TRAVÉS DE UN OJO DE BUEY

Por Manuel Ruano

“El faro atrae a la tormenta y la ilumina”

Malcolm Lowry

A Eduardo Ruano Debesa, llamado el rubio, i.m.

Como detrás de un ojo de buey frente a la bruma.

Con un faro a babor y en resolana,

navegaba ese buque como fósil de hierro de la segunda

/guerra.

Con el salitre provocador de un nuevo invierno.

Como detrás de un ojo de buey frente a la bruma,

me he convencido de que ese barco viejo no era un barco

/de transporte,

ni rastreador de roquedal ostrero,

con tripulación de intrépidos fantasmas heridos por la luz,

sino un ataúd vacío que transportaba hombres perdidos

/por ultramar …

Como detrás de un ojo de buey frente a la bruma,

el barco navegaba en las tormentas en las que un tío

/impasible, (al que llamaban el rubio)

coleccionaba estampillas y monedas de una edad

/incierta,

para matar las réprobas distancias de este mundo.

Como detrás de un ojo de buey frente a la bruma,

el buque tenía una gran boca por bodega que de antiguo,

servía para el desembarco de almas para la guerra.

Y que después, estoy seguro, sólo registraba el golpe

/de las olas,

como barco endemoniado que se abandonaba

/a los vientos.

Como detrás de un ojo de buey frente a la bruma,

/donde había también un faro,

que a veces se veía a estribor en lo que quedaba

/de vista a tierra,

y que se alimentaba de fieras borrascas del pasado.

En el momento de arribar al muelle donde regresaban

/esos hombres

que han sobrevivido a sotavento,

y guardan sus corazones rotos como un reloj de a bordo,

/tan inservible como sus esperanzas,

yo los veía como viejos lobos marinos iluminados

/por un relámpago azul.

Como detrás de un ojo de buey frente a la bruma,

ellos llegaban enfundados en sus gabanes azules.

Arremolinados por el soplar del viento.

Porque ellos sabían que la fatalidad los acechaba,

sin sirenas a babor que cantaran sus memoriosas

/historias.

(En ese barco de la Compañía Dodero,

rondaba todavía el fantasma de un médico de a bordo

/llamado Ernesto,

que después andaría mucho por tierra, enguerrillado

/por el Caribe

y no persiguiendo el oro como otros en el pasado).

Yo los veía a todos, como si estuvieran en la búsqueda

/de aquel Moby Dick de Melville,

soltando amarras hacia el horizonte.

Los imaginaba sacando tiburones en alta mar,

disparando con una Browning a esos demonios desde

/estribor.

Yo los veía, como si estuvieran detrás de un ojo de buey

/frente a la bruma.

Puede que esta visión suene como un recuento gris.

Puede que las palabras no sean fieles a la distancia;

Pero yo quiero que tengan el sabor de las canciones azules

que refulgían en otras épocas como algo esplendoroso

/que no se daría en ninguna otra estación.

Aquí yacen todavía sus voces, sus espectros, como

/huella salitrera de un mar desconocido.

Como si fuera el Mar de los Sargazos del entendimiento.

Como si fuera un niño que no comprende nada todavía

del abismo que hay detrás de la vida y de la muerte.

Nota: El BDT11 era un buque de la marina estadounidense diseñado para transportar tanques y tropas durante la Segunda Guerra Mundial. Al concluir ésta, esos barcos ya casi obsoletos, se vendieron a otros países para ser utilizados por la marina mercante. La Compañía Dodero fue poseedora de uno de esos buques que por los años cincuenta tuvo un médico de a bordo llamado Ernesto Guevara Lynch.