martes, 15 de febrero de 2011

Poema inédito de Don Francisco de Quevedo





La nave que surcando el Ponto pasa

ligera y fuerte como viento y peña,

el bravo mar con ocasión pequeña

rompe, sorbe, deshace, ahoga, arrasa.

La ciudad fuerte o respetada casa

que de tratar las nubes se desdeña,

con breve curso el Tiempo nos la enseña

rota, humilde, asolada, yerma y rasa.

La ignorancia mortal que se alimenta

de bárbara ambición y se presume

potente, firme, estable, altiva, osada,

baje la rueda, reconozca y sienta

que en un punto la muerte la resume

en humo, en polvo, en viento, en sombra, en nada.


(Tomado de la Orden Literaria de Francisco de Quevedo)


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