jueves, 4 de marzo de 2010

CANCIÓN DEL CORSARIO
Por Lord Byron

En su fondo mi alma lleva un tierno secreto

solitario y perdido, que yace reposado;

mas a veces, mi pecho al tuyo respondiendo,

como antes vibra y tiembla de amor, desesperado.

Ardiendo en lenta llama, eterna pero oculta,

hay en su centro a modo de fúnebre velón,

pero su luz parece no haber brillado nunca:

ni alumbra ni combate mi negra situación.

¡No me olvides!... Si un día pasaras por mi tumba,

tu pensamiento un punto reclina en mí, perdido...

la pena que mi pecho no arrostrara, la única,

Es pensar que en el tuyo pudiera hallar olvido.

escucha, locas, tímidas, mis últimas palabras

la virtud a los muertos no niega ese favor-;

amé... cuanto pedí. Dedícame una lágrima,

la sola recompensa en pago de tu amor!...

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