miércoles, 4 de febrero de 2009







QUEDABA ENSEGUIDA TRASTORNADA POR LA LUNA

En definitiva: yo tuve una novia alta,muy alta, como una escalera, que perdía su cabeza en las nubes.
Me escabullía en sus enormes pechos como un niño hambriento para beber de su leche celestial.
Ella asomaba la cabeza de tanto en tanto, por detrás de las nubes, para ver si su criatura era feliz. Y sonreía como una muñeca soñadora.
Siempre resplandecía en su perfume y tenía una corona de jazmines en la frente y un vestido acampanado de primavera.
Adoraba los tilos y las madréporas. Y se enamoraba locamente de los álamos, hasta que se espolvoreaba de cereales y dátiles, como una diosa griega, como quien obsequia flores.
Pero, milagrosamente, siempre bajaba a tierra; aunque quedaba enseguida trastornada por la luna...
En una palabra: así como otros se anuncian al mundo y traen bajo el brazo una pluma de cigüeña, yo traje mi pluma cucharita. Ella, tempranamente (cuando era mudo), servía para escribir largos preludios.
De ahí en adelante, su empleo fue un verdadero rito. Su eficacia era más aguda que un lápiz y nunca faltó un momento para la ensoñación. Las cartas de amor no eran “cartas de amor”, sino iban escritas en pluma cucharita. Y la poesía se embriagaba de lirismo, cuando las palabras estaban empapadas de la tinta desvelada que provenía de la noche más oscura.
Sin embargo, la pluma cucharita tiene sus pecados de escolaridad, si se quiere, se acomoda al alma para quien la conduce en largos ríos de tinta...
En resumidas cuentas, he aquí algunos de esos pecados y virtudes:

1º Cuando se clava en el papel, eso es señal de la primera mancha de tinta.
Entonces la tiza o el papel secante es el mejor aliado para el desastre.


2º Cuando la pluma se hace una equis en la punta, no hay nada que hacerle. Seguramente el lapicero enviudará de ella hasta que otra nueva la reemplace.

3º Cuando la tinta está muy aguada, la pluma se atonta. Da malos pasos. De aquí que sea mejor mirar con los párpados cerrados; porque en adelante, la pluma sueña con pestañas de insomnio.

4º Pero cuando la pluma está recargada de emociones, claro está, el tintero casi siempre estará seco como un pozo en el desierto sin agua... Y una novia, lo que se dice una novia, es como una pluma cucharita, de aquí a la eternidad. Por eso, mi novia sigue en la luna y yo escribiéndole poemas con una pluma cucharita.

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