viernes, 9 de enero de 2009




PARA CONFIARME A TU CUERPO


Para confiarme a tu cuerpo no fui ladrón ni verdugo,
Tampoco un adicto que te regala versos, o finge
/la locura más extraña;
ni un ángel fumador de opio en los arrabales de
/Alejandría,
que se refleja cada tanto en tus sueños...

Para confiarme a tu cuerpo por toda una eternidad,
Fui contador de perlas en Macao, transmisor de sífilis
/en Estambul,
Cantor de tugurios como algo, creo, venerable;
Acaso, un bebedor más viejo que Khayyam con su hetaira
/más hermosa y sus velos sensuales.
Para confiarme a tu cuerpo, fui desvergonzado estafador

/en Rímini,
Divulgador de historias en Bogotá que anduviera
/por carne semejante...
Sí, para confiarme a tu cuerpo.
Fui buscador como el que más del metal sagrado que hay
/en la apestosa muerte.
Nada más que para confiarme a tu cuerpo.

(Del libro Mirada de Brueghel, F.C.E., México, 1990)


No hay comentarios: